sábado, febrero 24, 2007

¿Ser? ¿O parecer?

Es indudable que nuestras percepciones definen nuestra existencia. Lo que sí entra en duda es, si es mejor ser, o parecer que se es. Personalmente, prefiero ser a parecer. Ni me gusta engañar, ni aparentar lo que no soy. Eso sí, hay que reconocer que parecer suele ser más lucrativo y reporta mayores beneficios... al menos, al principio, o hasta que se descubre el engaño (cosa que no siempre ocurre).

Dar a conocer lo que se es (o se piensa cada uno que es), es ya otro cantar. Algunos lo llamarían branding, o más comúnmente, saber venderse. Imagen, estilo, destacar las virtudes, enmascarar los defectos... para mí, todo eso, entra dentro de parecer. Para nada tiene que ver con el ser. Cualquier parecido con la realidad, se acaba convirtiendo en pura coincidencia.

Por ahora, siempre que he podido, no he entrado en ese juego. Pero en los tiempos del parecer o perecer, es realmente complicado no sucumbir a esos cantos de sirenas.

Ese es el verdadero problema. No sé cómo se hace eso. No sé como mostrar lo que soy sin caer en los encantos de parecer.

lunes, febrero 19, 2007

Una mirada en la oscuridad

Sólo tienes que esperar un tiempo. Tienes que superarlo. Y algún día, dentro de mucho tiempo, serás el mismo de antes. Volverás a reconocerte, y... una luz, aparecerá de la nada, para revelarse frente a ti, y guiarte.

Donna Hawthorne
A Scanner Darkly, Philip K. Dick

martes, febrero 13, 2007

No pensar.

... ...
... ...
... ...
... ...

Mierda!! Pues va a ser que no puedo.

Al fin

Mi amor, adios,
voy a morir.
Sera esta noche
tesoro amado,
y sera por mi mano.

Seguro temblará
en el momento dado
seguro temblará
en el instante malvado.

Pero seguro al fin
sere feliz
al sabe que, por fin,
dejare de sufrir
al dejar de amarte,
al fin.

El comienzo de este poema está inspirado en la última carta que Cyrano de Bergerac le escribe a su prima Roxane en nombre de Christian de Neuvillette. La modificación y la licencia, es toda mia.

Estoy harto.

Estoy harto de ser bueno.
Estoy harto de hacer lo correcto.
Estoy harto de seguir las normas.
Estoy harto de portarme bien y ser despreciado por ello.
Estoy harto de ayudar sin cansarme y que se cansen de ayudarme.
Estoy harto de cumplir mi palabra y de que me obliguen a incumplirla.
Estoy harto de enseñar y de que no me enseñen.

Por desgracia, soy así, y nada hay que pueda evitarlo.

"Si tu problema tiene solución, ¿de qué te preocupas? Y si no la tiene, ¿de que te preocupas?"
Pues de nada, claro está. Si es que encima soy tonto.

martes, febrero 06, 2007

¿Verdad verdadera?


En el trabajo, la gente oculta sus ideas: No se lo digas porque luego, ese, seguro que va y se cuelga la medalla.

El problema de acaparar ideas, es que acaba minando la energía. A la larga, agota.

Si da todo lo que tiene, se quedará vacío. Y se verá obligado a seguir alerta, a volver a llenarse.

En cierto modo, cuanto más dé, mayor será la recompensa.

Las ideas son de todos. No las reivindique como propias.

Piense que no son sus ideas, son de todos. Están ahí, en el aire.

Basta con estar predispuesto para poder cazarlas al vuelo.
Paul Arden, Usted puede ser lo bueno que quiera ser (It's Not How Good You Are, It's How Good You Want To Be)

Hay gente interesada en hacernos creer que esto no es verdad. Es curioso que sea un publicista quien nos revele esta verdad.

En relación a esta revolucionaria forma de pensar, he encontrado la analogía entre manzanas e ideas.

Ahora, sólo queda que cada cual, saque sus propias conclusiones.

jueves, febrero 01, 2007

JULIUS LEE UN CUENTO CORTO

Hoy Julius ha decidido navegar por internet.

Julius se ha sentado frente a su navegador, ha surfeado un rato y al encontrar un entrada en un blog, ha leido en voz alta.

"Hoy Julius se ha levantado con una obligación que se ha impuesto a sí mismo, va a escribir un relato corto. A Julius no le gusta escribir, lo que realmente le gusta a Julius es no hacer nada. Cuando Julius no hace nada, realmente no hace nada. No lee un libro, no vagabundea por las calles, no habla con nadie, no piensa en nada, sólo está tumbado con música de fondo. Tiene música de fondo porque Julius cuando no hace nada, no le gusta ni tener que escuchar un solo ruido.


Hoy Julius se ha levantado y se ha impuesto a sí mismo escribir un relato corto, a Julius no le gusta que otra persona le imponga algo. De pequeño solía tirarse por las escaleras para lesionarse y tener que llevar muletas, así la profesora de matemáticas no podía llamar a Julius al encerado. A Julius no le gustaba que le llamaran al encerado, ni siquiera le gustaba que llamaran encerado a la pizarra. Así que Julius decidió tirarse por las escaleras, directamente hacia abajo, primero cerraba los ojos y luego se inclinaba poco a poco hasta que la fuerza de gravedad hiciera el resto, a Julius le gusta la física. Julius se tiraba escaleras abajo por no ir al encerado. A veces se hacía más daño del que él esperaba, y otras apenas se hacía unos rasguños sin importancia, pero Julius es consecuente con sus ideas, no se desalienta ante nada, cuando decide hacer algo, lo hace hasta el final. Cuando se tiraba escaleras abajo y alguno de sus miembros se enredaba con los travesaños de la escalera, subía cojeando y volvía a tirarse hasta acabar con su labor. Julius es muy cumplidor.

Hoy Julius ha decidido escribir un relato corto, como los melangistas ya saben, Julius ha acabado con el maldito clip de ayuda de Microsoft Word, esta victoria moral le ha hecho tomar confianza en si mismo, de hoy no pasa, hoy va a escribir un relato corto.

Julius es un escritor vocacional, solía pasa horas y más horas delante de un folio en blanco sin escribir una sola palabra. Hasta que decidió pasarse a la tecnología digital, y desde entonces se ha pasado horas y más horas delante de una pantalla en blanco sin escribir una sola palabra. Los escritores vocacionales no tienen porque escribir. Julius tiene esto muy claro.

El paso de ser escritor vocacional a escritor en apto es muy sencillo en apariencia, y ese es el gran problema de Julius. Julius odia las apariencias. Una Navidad cuando era pequeño, justo después de acostarse, Julius escuchó un ruido extraño, salió de su cuarto y vio a un hombre de espaldas dejando unos paquetes junto al arbolito torpemente decorado. Julius sabe que Papa Noel no existe, así que se acercó lentamente y prendió fuego al traje de aquel impostor. Ese año Papa Noel no le dejó mas que restos de un juguete de plástico quemado, eso sí, los reyes Magos le dejaron un tren eléctrico, pero Julius tuvo que ir al hospital, donde se recuperaba su padre de quemaduras de primer grado, para recogerlo. Desde entonces a Julius le encanta la Navidad.

Julius babea recordando esas entrañables fecha tan llenas de bonitos recuerdos, pero, ¡NO!, Julius rápidamente se centra, deja escapar las últimas gotas de saliva viscosa y posa sus dedos llenos de cicatrices en el teclado, respira profundamente y? continua respirando profundamente, a Julius hoy no se ocurre nada que escribir, tantos días dejando pasar ideas y horas delante de la hoja en blanco y hoy solo deja pasar las horas. Julius no lo entiende, a Julius le gusta no entender las cosas, pero esto no le sirve de alivio, ya que hoy Julius ha decidido pasar de ser de ser un escritor vocacional a ser un escritor en apto.

Las horas están pasando y Julius sigue frente al teclado, inmóvil, cansado pero impasible. Julius tiene los músculos tensos de no moverlos en horas, pero Julius ha tomado una decisión. Las horas están pasando y Julius sigue frente al teclado, todavía inmóvil, más cansado y todavía impasible. Julius es todo un cumplidor.

La física que tanto le gusta a Julius continúa fiel a sus leyes, y tras el día, llega la noche, y con ella el sueño.

Julius se siente un poco atontado, con dolor de cabeza, pero eso no es lo que más le extraña, nota que su cabeza está demasiado horizontal para estar despierto, ¡MALDICIÓN!, exclama Julius, a Julius le gustan las palabras con significado negativo, como maldición, muerte, desolación y madre. Julius se incorpora silbando, para que nadie se dé cuenta que se ha dormido mientras intentaba trabajar.

Julius se incorpora silbando porque a Julius le va el rollo clásico. Julius sabe que no hay nadie en su casa, desde que mató al gato no hay nada vivo en su casa, pero aún así Julius se incorpora silbando.

Julius se incorpora silbando y enfrente suyo el destino ha obrado el milagro. La pantalla está parcialmente en blanco, solo manchada por las letras que ha escrito al dejar caer la cabeza sobre el teclado cuando se ha dormido involuntariamente.

Julius sonríe satisfecho. Julius sabe valorar el trabajo bien hecho, acaba de escribir su primer cuento corto. Julius ha pasado de ser un perpetuo escritor vocacional a ser un escritor en apto.

Julius coge el ratón lo mueve hasta hacer coincidir una pequeña punta de flecha blanca encima de un cuadrado rojo en el que hay una pequeña cruz blanca y pulsa el botón de la izquierda. Julius ve un como aparece una ventana en la pantalla del ordenador que le pregunta algo, le da dos opciones, Sí, No y Cancelar. Julius no se lo piensa, responde No, a Julius le gusta las palabras con significado negativo, como maldición, muerte, desolación, madre y No.

Este relato esta basado en el personaje de Julius, que apareció en el programa de RNE 3 Especia Melange."

Julius al acabar ha pensado, ¡Que bien sienta de vez en cuando citar a alguien!

Ayer amaneció dos veces

Ayer me ocurrió la cosa más normal y rutinaria que me ha pasado en la vida.

Estaba tumbado en la cama, ni despierto ni dormido, cuando empezó a amanecer y un poco de luz empezó a filtrase por la ventana.

No podía dormir pero no me despertaba, así que encendí la cadena de música y empezó a sonar “Antony and the Johnsons”.

Poco a poco la claridad empezó a aumentar. Unos pajarillos empezaron a canturrear y, justo cuando los tonos grises ya dominaban a los negros, estos volvieron a tomar fuerza, la luz fue apangándose, el breve día acabó.

Los pajarillos se callaron sorprendidos por la inusual y rutinaria brevedad del día, volvieron a sus nidos y el silencio se adueñó de Zaragoza otra vez.

“Antony and the Johnsons” seguía sonando en la cadena cuando el segundo amanecer empezó. Esta vez era, como todos los días, el amanecer definitivo, el que vencería a la noche definitivamente.

Otra vez los pajarillos volvieron a cantar, indecisos al principio por no saber si esta vez sería una falsa alarma o no.

Poco a poco los sonidos de la vida en la ciudad fueron aumentando. Me desperté completamente. Cerrando los ojos sonreí, como hago todos los días.

He pensado mucho sobre este hecho que se repite una vez sí y otra también durante toda la historia de este planeta, que los nativos llaman Tierra.

Este efecto, si mis conocimientos de astronomía cuántica no fallan, se llama efecto Julius y es bien conocido en mi planeta. No tengo ningún reparo en admitir que he visto triples amaneceres en sistemas con dobles estrellas.

Os podría explicar el funcionamiento, pero no tengo suficiente papel en este momento para el esquema gráfico necesario. Tal vez otro día de dos amaneceres os lo cuente.

Lo que me sigue sorprendiendo es que, vosotros, pequeños seres basados en la biología del carbono, no os deis cuenta de este hecho.

Ya sé que mi biología, basada en el silicio, es intrínsecamente diferente de la vuestra pero, aún así, no hay ningún impedimento físico, químico o trigonométrico que os impida daros cuenta del efecto Julius.

Me he estado fijando últimamente por si hubiera alguna razón extraña que os obligara a cerrar los ojos y permanecer en estado catatónico durante el primer amanecer, y no he encontrado nada de nada.

Siempre que he pasado en compañía un amanecer me he fijado que, aun teniendo los ojos abiertos como platos, no os dais cuenta del primer amanecer.

Tal vez sea debido a esa cosa que llamáis montada, digo Montana, digo montaña, digo cerebro. La verdad es que nunca he sabido muy bien para que vale el cerebro ese. Y es que mucho pensar, mucho pensar para acabar perdiéndoos un amanecer. ¡No nos podemos pasar la vida pensando¡ ¡Nos vamos a cansar de tanto pensar!

Lo que me parece más curioso es que aquí todo el mundo piensa y después de pensar ¡os intentáis poner de acuerdo! ¿Pero cómo se van a poner de acuerdo un grupo de personas si todas ellas piensan?

No sé cómo haré para reportar esto cuando vuelva con los míos. Lo más probable es que omita este comportamiento por el bien de la simplicidad del informe, ¿no os parece?