jueves, septiembre 29, 2005

Escuchando... mis recuerdos

Escuchando, y casi sin querer, mis recuerdos llegan como las notas de las canciones que ahora suenan y yo un día grabé. Añoranzas de un año, 1994, de un momento, de una época y que el tiempo me distorsiona, difuminando los malos momentos y pareciendo hacer claros los buenos.
Ahora mis recuerdos, tal vez mi mente, mi ilusión, mi esperanza cambian como yo quiero y me evocan aquellos momentos en otra tierra, en otro lugar, en otro contexto, que mi mente quiere hacer más buenos que ahora.
Me miente. Yo sé que me miente. Pero no puedo obligar a mi mente a que no lo haga. ¿Por qué no ha de hacerlo? Aquí ahora llueve. No más de diez grados en la calle, mucho para mí cuando yo se que ahora, en enero, fuera ahí en la calle, en mi tierra no habrá más de dos o tres. Tal vez hiele, difícil que nieve. Tal vez llueva y cuando el tintineo constante, turbador y melancólico que yo imagino cese, la niebla caiga y a muchos les acerque a tiempos pasados. Historias que han leído o han visto en algún lugar, que tal vez nunca hayan sucedido, pero ellos creen que sí. A unos les evocará recuerdos medievales, a otros historias de espadachines. No seré yo quien les dibuje esas historias, pues yo ya dibujo las mías.
La música que algún día de 1994 copié de una radio, tal vez compañera en muchas ocasiones, tal vez defraudada en el silencio porque yo dejé de escucharla, o tal vez fue ella la que me traicionó por dejar de mostrarme aquellas canciones y músicas que me gustaban, pero al fin y al cabo aquella radio que me dio la oportunidad del recuerdo con la música que ahora escucho. La música, poderosa herramienta de los sentidos, de los sentimientos, de las emociones, alegrías o lamentos. La música, compañera de todos recordada por casi nadie. ¿Quién llevaría a una isla desierta una radio y la cinta preferida de todas aquellas que tiene?
Y la lluvia cae, no cesa. En cielo plomizo pretendo ver las imágenes que busco. No las veré. Un teléfono. Algo más que un simple medio de comunicación. ¿Por qué el tiempo se para al volver a estar con los tuyos? Pero no es cierto. También el tiempo nos engaña. Sí, eso también lo se. ¿Y qué?
Y la lluvia cae. Y los recuerdos. Algunos vendrán de nuevo. Otros se han de crear. Nacer, disfrutar en su momento y también luego, y poco a poco también se irán. Solo unos pocos quedan, siempre está esa idea general. Aquel momento lo recuerdo, pero no, no es verdad. Recuerdo muchos momentos, recuerdo un tiempo, una época, una sensación, un saber de algo que no perdura, pero ese saber sí perdurará.
No aferramos al tiempo. Unos tonos, unas notas, una canción que no se ni su nombre ni su compositor. ¿Tal vez su creador pensaría en mi? ¿Tal vez pensaría en todos los que algún día la escucharían? ¿O seguramente no? Tal vez no pensó. Solo sintió y como quien escribe una carta, mete una canasta bonita que el público aplaude o dibuja en la pared un corazón, solo lo hizo y su recuerdo quedó.
Tal vez esta carta no esté más que empezando o este sea su fin. Si en algo te ha conmovido para mí es suficiente y así será feliz...
... Pero el tiempo no para y que nunca lo haga...

No hay comentarios: