Bendita sea la hostia que me acabo de dar.
Símplemente ¡Glorioso!
Muchas gracias, Isabel ;)
Bendita sea la hostia que me acabo de dar.
La estupidez humana no está acotada superiormente, siempre se puede encontrar un ser humano más estúpido que el anterior. Si alguien me dice que esta relación no es posible en un conjunto finito le diré que mire la cara de sus congéneres en el metro un día cualquiera y que lo vuelva a pensar. No hace falta que se desanime ni que llore, con que asienta levemente es más que suficiente.Leido aquí.
Haz a los demás lo que te agradaría que te hicieran a ti. Esta regla no toma en consideración las diferencias humanas.
No le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
Haz a los demás lo que ellos te hagan. Paga el bien con el bien, pero el mal con justicia (Confucio). Si el enemigo se inclina hacia la paz, inclínate también hacia la paz (Bill Clinton). Lo malo es que si se sigue para responder al mal, se entra en un estado de vendetta inacabable (la violencia engendra violencia).
Haz a los demás como te plazca, antes que ellos te lo hagan a ti.
Trata de ganarte el favor de los que están por encima de ti y abusa de los que tienes debajo. Esto sería aplicar la regla de Oro para los superiores y la de Hierro para los inferiores.
Privilegia en todo a tus parientes cercanos y haz lo que quieras a los demás. También llamada nepotismo.
Coopera primero con los demás y luego haz lo que ellos te hagan. Esta conducta recibe el nombre de altruismo recíproco.
Me llamo Dalton Russell. Presten atención a lo que digo, porque escojo las palabras cuidadosamente y no las repetiré otra vez. Les he dicho mi nombre: soy el quién. El dónde, podríamos describirlo como una cárcel, pero hay una enorme diferencia entre estar en una celda diminuta y estar en la cárcel. El qué, es fácil. Hace poco planeé y puse en marcha la ejecución del atraco perfecto a un banco. Eso incluye el cuándo. Y el porqué, aparte de la motivación económica, es así de simple: porque puedo. Lo cual nos deja sólo el cómo, y, señores, he ahí la cuestión, como diría Shakespeare. [...]
No soy un mártir. Lo he hecho por dinero. Pero eso no es suficiente si no puedes mirarte al espejo. El respeto es la mejor de las monedas. Le he robado a un hombre que vendió el suyo por unos dólares. Y que después intentó lavar su culpa, ahogándola en una vida de buenas obras y un mar de respetabilidad. Y casi lo consigue, pero, inevitablemente, cuanto más huyes de tus pecados, más agotado estás cuando te pasan factura. Y te pasan factura. Siempre. Eso nunca falla.
Lo que perturba a los seres humanos no son las cosas, sino las opiniones acerca de ellas. [...]
Por tanto, cuando algo nos contraríe, nos perturbe o nos aflija, no hemos de culpar al prójimo sino a nosotros mismos, es decir, a nuestras opiniones. Es propio de ignorantes acusar a otros cuando algo les va mal; en cambio, culparse uno mismo es propio de quien comienza a aprender. Y no culpar ni a los demás ni a sí mismo es lo que hace quien ya ha acabado de formarse.
El propósito de una trampa para peces es cazar peces, y, cuando éstos han sido capturados, la trampa queda olvidada.
El propósito de un cepo para conejos es cazar conejos. Una vez capturados éstos, el cepo cae en el olvido.
El propósito de las palabras es transmitir ideas. Una vez captada la idea, las palabras quedan olvidadas.
¿Dónde podría yo encontrar a un hombre que haya olvidado las palabras? Es con él con quien me gustaría hablar.
Reparte las cartas meditabundo
y aquellos con los que juega nunca sospechan
que no juega por ganar dinero
ni por obtener prestigio.
Reparte las cartas para encontrar la respuesta
a la sagrada geometría de la casualidad
a la ley oculta de la probabilidad
y los números dirigen la danza.
Sé que las picas son las espadas de un soldado
sé que los tréboles son armas de guerra
sé que los diamantes son señal de dinero en este juego
pero esa no es la forma de mi corazón.
Puede jugar la jota de diamantes
puede echar la reina de picas
puede ocultar un rey en su mano
mientras su memoria se desvanece.
Sé que las picas son las espadas de un soldado
sé que los tréboles son armas de guerra
sé que los diamantes son señal de dinero en este juego
pero esa no es la forma de mi corazón.
Y si te dijera que te amé
quizá pensarías que fue un error.
No soy hombre de muchas caras
sólo llevo puesta una máscara.
Aquellos que hablan no saben nada
ya se darán cuenta de su imprudencia
como esos que siempre maldicen su suerte
y aquellos que sonríen; están perdidos.
Sé que las picas son las espadas de un soldado
sé que los tréboles son armas de guerra
sé que los diamantes son señal de dinero en este juego
pero esa no es la forma de mi corazón.
¿Que no pueden admirar tu agudeza? Sea, pero todavía existen otras muchas cosas para las que has nacido con un don natural. Haz acopio, pues, de aquellas que dependen únicamente de ti: sinceridad, dignidad, fortaleza, moderación frente a los placeres, resignación ante el destino, necesidad de poco, bondad, libertad, sencillez, seriedad en los propósitos, grandeza de ánimo.
¿Te das cuenta de cuántas cosas puedes adquirir ya, sin que tengas ninguna incapacidad o insuficiencia natural que te sirva de excusa? Y, sin embargo, de forma voluntaria, te encuentras todavía por debajo de tus posibilidades. ¿Es por culpa de un defecto en tu constitución por lo que te ves obligado a refunfuñar, a ser avaro, a adular, a culpar a tu cuerpo, a darte gusto, a andar sin rumbo, a hacer sufrir a tu alma tales oscilaciones? No, desde luego. Hace tiempo que podías haberte librado de estos defectos, y ser culpable sólo de cierta lentitud y torpeza para comprender. E incluso la lentitud puedes ejercitarla, y no resignarte ni complacerte en ella.
¿Te importa si te hago una observación? Estás al borde de la angustia existencial. Esa desesperada necesidad de compañía, para que algo llene tu tiempo. Estás mirando tu propia tumba.
Mírate al espejo. ¿Qué es lo que ves? ¿Un extraño? ¿Nada? ¿Por qué? Porque allí no hay nada. Eres un árbol sin sombra. Eres un pozo vacío. Eres un grito silencioso. La mayoría del tiempo puedes negarlo, pero no cuando estás solo sin distracciones. Entonces te ves forzado a enfrentarte y a tratar con la cuestión, es decir, se te lanza a la cara, te lo tragas.
La única cuestión: ¿cuál es el significado de mi existencia? Deja de huir, no puedes escapar a la respuesta. Tu existencia no tiene significado. Ninguno. Y si no eres capaz de asumirlo, vas a continuar llevando una vida incompleta, frustrada y completamente neurótica. No pretendo darte un consejo, pero si yo fuera tú, aprendería a quedarme quieto frente al abismo, a abrazarlo, a no hacer nada.
Deja que te diga algo. Una persona puede tener un profundo efecto sobre otra. Y dos personas... dos personas, pueden hacer milagros.
En los sueños comienza la responsabilidad, escribió el poeta. Y quizás así es. ¿Podría ser que tomamos los sueños demasiado a la ligera? Esas imágenes de lugares desconocidos, ¿no podrían ser de hecho ángeles en vuelo, nuestras almas por los aires?
Recientes experiencias han hecho que vuestro servidor penetre de nuevo en las espesuras de lo metafísico. Y por insólito que parezca, en esta era de lo racional, emergí del lado de los que no tienen más remedio que depositar su fe en cosas difícilmente explicables.
Abríos a vuestros sueños, amigos. Abrazad esa orilla distante, porque nuestro viaje mortal termina demasiado pronto.
Las altas torres, los bellos palacios, los templos solemnes. Todo el globo en realidad, todo ello, terminará por disolverse. Y como una pantomima insustancial, no dejará el menor rastro. De la misma sustancia de los sueños estamos hechos. Y nuestras pequeñas vidas terminan con un sueño.
Extraña es nuestra situación sobre la Tierra. Pero hay una cosa que sabemos: el hombre esta aquí por el bien de sus semejantes, sobre todo de aquellos de cuya sonrisa y felicidad depende la suya propia. Y por el bien de los incontables desconocidos con cuyos destinos nos unen los lazos de la simpatía.
Para tener éxito en la vida, se necesitan dos cosas: ignorancia y confianza
La mayoría habeis estado donde yo estoy esta noche: en el lugar del accidente del amor no correspondido. Y os habreis preguntado, ¿cómo he llegado hasta aquí? ¿Qué tiene ella de especial? ¿Será su sonrisa? ¿Cómo cruza las piernas? ¿La forma de su tobillo? ¿La conmovedora vulnerabilidad de su cintura?
¿Cuáles son esas cosas elusivas y efímeras que encienden la pasión en el corazón humano? Es la eterna pregunta. El alimento perfecto para la mente en una cálida noche de verano. [...] El amor no mira con los ojos, sino con el corazón. Por eso al alado Cupido siempre lo pintan ciego. Sí.
Vamos a soñar bajo la luz de la luna.
Dime que me amas.
Dile a las estrellas del cielo qué es lo que sientes.
Vamos a soñar bajo la luz de la luna.
Di que te alegras de haberme encontrado.
Pon tus brazos a mi alrededor antes de que nos separemos.
Joe Lewis acostumbra a despertarse de sus largas siestas con una mezcla de nuevo cansancio, malas pulgas y energía renovada. Joe Lewis es muy constante para echarse sus siestas pero absolutamente inconstante para todo lo demás que le suponga el más mínimo esfuerzo. Joe Lewis es curioso así que enciende la televisión y observa distraído las noticias de la noche. Joe Lewis acostumbra a dormir mucho, así no tiene que convivir con su propia indolencia. Sin embargo, Joe Lewis es curioso y se entusiasma fácilmente. Escucha con atención la noticia del lanzamiento de una nueva sonda espacial y Joe Lewis se sonríe, porque es inteligente. "Como las carabelas de Colón partiendo a descubrir la ruta de las especias por el oeste" se dice con autosuficiencia pues conoce ese dato y vuelve a sonreír, satisfecho de haber podido aportar su granito de sabiduría a tamaña empresa científica. No en vano Joe Lewis es una persona leída. Tiene una carrera aunque no ejerce pues para ello tendría que esforzarse muchísimo más que para prepararse las chuletas que le permitieron aprobar los aburridos exámenes. "Tengo una carrera", se dice complaciente mientras se arrellana en su sofá y vuelve a abandonarse a las noticias vespertinas.
No obstante, Joe Lewis es apasionado. Recuerda cómo de niño le interesó la noticia de aquella ballena varada en la costa y cómo rápidamente buscó todo lo relativo a las ballenas en las extensas enciclopedias familiares. Desde entonces Joe Lewis ha escuchado esa misma noticia decenas de veces y sigue sin comprender la extraña relación que mantienen las ballenas con las costas. Más aún desde que su padre, abogado de profesión, día sí y día también y entrando triste a casa anunciaba a su familia que ese mes tendrían que apretarse el cinturón pues había perdido un caso y tenía que pagar las costas. Joe Lewis es inteligente y leído pero nunca entendió la filia de las ballenas para con las costas, a no ser que fueran unos animales estúpidos carentes de todo sentido de la economía familiar y les encantara quedarse sin regalos de Navidad.
Joe Lewis es muy apasionado y también muy voluble. Es capaz de pasar de un estado de absoluta somnolencia a otro de gran dejadez, siempre y cuando eso no le suponga ningún esfuerzo. A Joe Lewis le gusta emocionarse y sentir. Puede soportarlo. Por eso su mente de científico le apunta la posibilidad de salir al balcón y contemplar la noche estrellada. "Ahí arriba está el planeta al que se dirige la sonda de la noticia" se dice muy excitado. Joe Lewis no acostumbra a mirar al cielo. Prefiere caminar mirando al suelo pues tal es su naturaleza práctica que siempre opta por observar el pavimento en busca de cacas de perro y esputos de viejos que sortear, aún cuando eso no le impida, si nadie lo ve, lanzar su pequeña y viscosa contribución al inmenso basurero que es la Tierra. Así pues, Joe Lewis sabe lo que es un planeta aunque nunca se haya preocupado de ver ninguno, ni siquiera el suyo. Él es leído, es inteligente y tiene una carrera. Y Joe Lewis lo sabe.
Abre la puerta del balcón y a pesar de la fría noche invernal se dedica durante varios segundos a otear el firmamento. Se siente decepcionado pues no consigue ver ningún astro y los planetas que él ha visto en libros eran enormes. Decepcionado y engañado sólo consigue atisbar un pequeño puntito blanco que, a pesar de brillar con persistencia y firmeza no deja de ser ridículo en su tamaño. "Puede que se hayan ido", se dice con tristeza. Joe Lewis es sabio y sabe que los planetas describen órbitas en su viaje alrededor del sol. Seguramente ha elegido el momento del año en el que los planetas sólo se pueden ver si se mira por detrás de su casa. Podría bajar a la calle pero eso significaría un gran esfuerzo para él, así que opta por quedarse quieto y sabiendo que los planetas se desplazan en órbitas, quizás alguno pase pronto delante de él.
Joe Lewis es paciente y persistente en su indolencia. E intenso. Es tan intenso que una vez trató de convencer durante dos horas a una amiga para que tomara un café con él. Cuando por fin lo consiguió su amiga le informó de que ya era la hora de cenar y que la tenía comprometida. "Quizás por eso accedió a tomar ese café conmigo", observó Joe Lewis. Definitivamente, Joe Lewis es intenso. Por eso no desfallece tras los primeros minutos de observación infructuosa. Tras una breve pero intensa reflexión, Joe Lewis cae en la cuenta de que su campo de visión puede verse ampliado si mira hacia arriba. Es una posibilidad que no se le había ocurrido pues Joe Lewis acostumbra a mirar hacia el suelo. De repente el cielo se ilumina y en el cenit descubre un amplio disco blanco recortado contra un cielo casi azulado por la luz. Entre asustado y emocionado, Joe Lewis retrocede hasta la barandilla del balcón con tan mala fortuna que se agarra a un macetero suelto y ambos, el macetero y él, se precipitan al vacío. Pero Joe Lewis no se preocupa pues no es la primera vez que visita el suelo desde esa altura. De niño acostumbraba a impresionar a su familia tras la cena de Nochebuena anudándose al cuello el mantel de cuadros rojos de su madre para después lanzarse por el balcón llevando tras de sí restos de turrón y cucharillas enganchadas a los flecos del mantel. Ni que decir tiene que tanto sus progenitores como sus parientes más cercanos disfrutaban sobremanera de esa ingeniosa recreación de Superman que, entusiasmado, Joe Lewis repetía cada año hasta que con catorce estuvo a punto de no cumplir los quince. Ahora Joe Lewis se aferra con fuerza al macetero y, mientras cae, el tiempo parece detenerse contemplando el maravilloso planetoide blanco que flota en el cielo. Y sonríe con una amplia sonrisa hacia la amable cara que le mira. Joe Lewis también es muy amable y atento.
Joe Lewis yace junto a los restos del macetero en el frío suelo de la acera. Oye a la gente alrededor suyo inquieta y aterrada llamando a las asistencias. Joe Lewis sigue sin preocuparse. Se imagina controlando la situación pues es una persona muy serena y nunca pierde la calma. Como es tan inteligente, rápidamente le viene a la cabeza una de las leyes de Murphy: "Si eres capaz de mantener la calma mientras alrededor tuyo todo el mundo pierde la suya y se rasga las vestiduras de desesperación, entonces es que no has entendido bien el problema", o algo así, se dice. Joe Lewis se sonríe recordando la frase pues se sabe culto, inteligente y sereno. Pero esta vez, en efecto, no entiende el problema en absoluto. Ya no sonríe. Joe Lewis sabe, en el fondo, que no es sino un fraude.
Nota: El personaje de Joe Lewis está inspirado en Julius, personaje creado por Inspector Clouseau, a su vez inspirado en el personaje de Julius, creado por el programa de Radio 3 "Especia Melange", con los cuales guarda un innegable parentesco....la palabra es el camino hacia otras personas. Vive en silencio y vivirás solo. Todos llevamos tanto dolor escondido en nuestros corazones. Amor dolor y belleza, parece que van juntos, como un pequeño, bonito y confuso lote. La vida es un asunto complicado, es... difícil de entender, llena de sorpresas, algunas buenas y otras malas.