lunes, abril 09, 2007

La mirada oscura

¡Qué extraño!
Estoy solo. Solo en la oscuridad de la noche. Solo en la profundidad del tiempo y de la hora. Solo en el silencio, sin más ruido que el pulsar de mis dedos en el teclado y con los cascos puestos que no reproducen nada, ninguna música, ningún recuerdo.
Quería escribir.
Tenía que escribir.
Debía escribir.
A estas horas, en este sitio, sin las luces alumbrando, con el entorno perdido y difuminado, con la esencia de los olores ya olvidados, con el frío en mi cuerpo, con el sueño siendo yo mismo…
Aquí y ahora o allí y en cualquier otro tiempo, produciendo escalofrío.
La mirada oscura. Ese gato que siempre parece pardo. Ese personaje que transmite recelo. Esa mirada que de día obvias y de noche te atormenta.
Hay miradas que preocupan. Sientes su aliento en tu nuca, su presión en tu frente, su silencio en tus oídos.
Y por la noche la recuerdas. Miradas furibundas, irascibles o coléricas. Miradas desasosegadas, intranquilas… miradas quemadas.
No, se que no las temes, pero te atrapan y las recuerdas, una y otra vez, una y otra vez, una y …
Yo ahora pienso en una, tal vez me meta en donde no debo. Tal vez tu no lo pienses así o lo creas a pies juntillas… Tal vez no pueda decirlo…
Solo se que esa mirada no me gusta y que ese personaje tiene poder.
De no ser así, él no tendría esa mirada y yo, yo no la tendría ni en el olvido.

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