martes, noviembre 21, 2006

Plan oculto

Me llamo Dalton Russell. Presten atención a lo que digo, porque escojo las palabras cuidadosamente y no las repetiré otra vez. Les he dicho mi nombre: soy el quién. El dónde, podríamos describirlo como una cárcel, pero hay una enorme diferencia entre estar en una celda diminuta y estar en la cárcel. El qué, es fácil. Hace poco planeé y puse en marcha la ejecución del atraco perfecto a un banco. Eso incluye el cuándo. Y el porqué, aparte de la motivación económica, es así de simple: porque puedo. Lo cual nos deja sólo el cómo, y, señores, he ahí la cuestión, como diría Shakespeare. [...]

No soy un mártir. Lo he hecho por dinero. Pero eso no es suficiente si no puedes mirarte al espejo. El respeto es la mejor de las monedas. Le he robado a un hombre que vendió el suyo por unos dólares. Y que después intentó lavar su culpa, ahogándola en una vida de buenas obras y un mar de respetabilidad. Y casi lo consigue, pero, inevitablemente, cuanto más huyes de tus pecados, más agotado estás cuando te pasan factura. Y te pasan factura. Siempre. Eso nunca falla.


Dalton Russell

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