lunes, abril 23, 2007

Historia de Tralfamadore

Hubo una época en que en Tralfamadore había criaturas que no eran como máquinas. No eran dependientes. No eran eficaces. No eran dignas de confianza. No eran duraderas. Y esas pobres criaturas estaban obsesionadas por la idea de que todo lo que existía debía tener una finalidad y que algunas finalidades eran más elevadas que otras.

Esas criaturas se pasaban la mayor parte del tiempo tratando de descubrir cuál era su finalidad. Y cada vez que encontraban lo que parecía ser una finalidad de ellos, parecía tan baja que las criaturas se llenaban de asco y vergüenza.

Y antes de servir a una finalidad tan baja, las criaturas hacían una máquina que la sirviera. Así, las criaturas quedaban libres de ponerse al servicio de finalidades más elevadas. Pero cada vez que encontraban una finalidad elevada, resultaba que no era lo bastante.

Entonces se hacían máquinas para ponerlas al servicio de finalidades aún más elevadas.

Y las máquinas lo hacían todo con tanta pericia que, finalmente, se les confió la tarea de descubrir cuál era la finalidad más elevada de las criaturas.

Las máquinas informaron, con toda honestidad, que no lo sabían realmente.

A continuación, las criaturas empezaron a asesinarse entre sí, porque detestaban, por encima de todo, las cosas sin finalidad.

Y descubrieron que ni siquiera servían para asesinar. De modo que confiaron ese trabajo a las máquinas también. Y las máquinas terminaron el trabajo en menos tiempo del que se tarda en decir "Tralfamadore".


[...]

... el objeto de una vida humana, quienquiera que sea quien la controle, es amar al que está cerca para ser amado.


Las sirenas de Titán, Kurt Vonnegut

3 comentarios:

nali dijo...

Este argumento ha sido recurrente en la literatura, en el cine y por desgracia en la historia de la humanidad. La humanidad siempre se ha considerado el centro del universo, superior a todas las demás formas de vida que comparten su espacio y su tiempo, incluidos sus congéneres. La meta de la humanidad, como organismo vírico complejo, siempre ha sido controlar su entorno, expandirse, dominar a los demás, mejorar su propia existencia a costa de destruir la de los demás. Ha sido siempre incapaz de considerarse sólo parte del entramado del universo. Tenía que ser más. Tenía que descubrir que su finalidad era dominar y controlar todo, inventándose lo que hiciese falta para lograr convencerse de la grandeza del ser humano, de su superioridad (falsa, por supuesto). La historia nos ha demostrado en ya demasiadas ocasiones que la humanidad ha construido "máquinas" (ya sean máquinas propiamente, inventos, logros, mejoras, descubrimientos, ...) que hubieran resultado muy útiles para mejorar la vida de todos si hubiesen sido usadas correctamente (eso de la corrección parece que es algo subjetivo) pero lamentablemente su fin fue ayudar a destruir. Ni siquiera las invenciones aparentemente más inocuas se han librado de usos mal intencionados. Un libro escrito con buena intención es cultura, es alimento. Uno escrito con mala intención es tóxico, es destructivo. La televisión puede ser un arma. Internet puede ser un arma. Todo es susceptible de ser usado como arma. Eso nos caracteriza. Y no nos honra. Quizás algún día el humano invente algo que se revele y acabe con esos aires de grandeza ridículos. Será un fin merecido. De momento vamos por el buen camino: hemos inventado la contaminación, las armas de destrucción masiva (atómicas, químicas, biológicas,...), el esquilmado masivo de los recursos naturales, el racismo, los militares, los abogados, los políticos, etc. Con un poco de suerte todo esto revienta antes de convertirnos en parásitos de otros mundos.
Menos mal que quedan algunos humanos que todavía no han desarrollado esas ansias destructivas y recorren su efímera existencia bajo otros lemas: vive y deja vivir, ama y sé amado, o incluso algunos más egoístas, disfruta y sé feliz.
No sé si vivo bajo alguna de estas banderas, o de todas ellas, pero sí sé que no vivo bajo la bandera del progreso destructivo.

jujosaro dijo...

Querido Nali, has escrito:
"Este argumento ha sido recurrente ... en la HISTORIA de la humanidad..."
Tal vez deberías haber escrito en la "HISTERIA de la humadidad"

Un saludo

nali dijo...

:-)
La verdad es que ese otro nombre encaja a la perfección. Ninguna evolución temporal tan desastrosa e histérica debería entrar en la Historia.